septiembre 22, 2010

Forjando una rutina

Sinceramente estoy feliz de estar en la casa paterna. Me siento con un centro en mi vida. Además tengo mejor ubicación: cerca la uni, cafés, cine, todo lo que me gusta. Pero...

Como sabía, mi cuerpo se está deformando por dejar el gimnasio. Odio mi trasero y mis brazos. He podido controlarme con la comida, pero el músculo lo resiente. Me siento horrible, deforme.

Además, mi madre cocina con mucha grasa: todo con aceite, cantidades excesivas de sal y lo menos de verduras. Ja, ja, pero obvio si le doy sugerencias a mi madre, me manda por un tubo.

Lo bueno es que salgo toda la tarde, y nadie nota que no como. Aunque es reconfortante desayunar con mis papás. Aunque no tenga hambre, siento que como sólo por amor o convivir. Antes desayunaba sólo fruta, pero.. mmm es díficil cuando los demás comen de todo. Al menos siento que al ser desayuno no me afecta demasiado.

Bueno, propósitos: ir disminuyendo mis calorías gradualmente. Quiero otra vez mis huesitos en las caderas.

_____

Pd. Me da miedo que alguien que me conozca pueda encontrar mi blog y enterarse de mi lado oscuro...

2 comentarios:

INSÍPIDA dijo...

holaaa! si no puedes ir al gimnasio siempre puedes hacer algun ejercicio en casa, como los abdominales, flexiones, sentadillas, imaginacion!
animo (:

Eydie Harlow dijo...

ohhh, igual qe arriba, yo detesto el gym (bah, lo qe detesto es LA GENTE) es mejor hacer sola en tu casa, comprate revistas cn rutinas o algo así!!

Cariños!