
Ah, es horrible ocultar una parte de ti a la gente de tu alrededor. Sobre todo, cuando se trata de aquello que no deja de pasarte por la mente todo el día.
He pasado el finde con la familia y me he atascado de lo peor. Todos me festejaban. Yo trataba de que pareciera que eso era lo normal en mi vida.
Novio mio, papitos, me encanta estar con ustedes pero cómo les explico que si como engordo. Que me hacen sentir mal con su comentarios: "prefieres una bolsa de suero?", "ay, te hacen falta unos kilitos", "no tienes hambre? pero si has comido sólo fresas!!", sé que se preocupan, pero no seamos hipócritas....
Mamita, te la pasas preocupada por tu peso también, te enfermaste y no podías evitar el sentirte bien por haber adelgazado (aunque que casi te estuvieras muriendo también); Papito, siempre tus comentarios sobre el sobrepeso de mis primas; Novio "ay me gusta el huequito entre tus piernas", "me gustan tus brazos delgaditos".... Bola de hipócritas.
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Aah, si, Ana es mi mundo, mi dulce tentación, me parece lo único congruente en este mundo de hipocresía, me he ensimismado tanto, que cuando los hipócritas quieren interferir puedo, con la misma fuerza que Ana me da para no comer, mandarlos a volar.... sin sentirme mal por ello.
Me la paso leyendo, obsesionada con mi intake, con mi rutina en el gym. Me siento tan lejos de todo. Si salgo sólo veo gente que me da asco, siento sus miradas, su mundo trivial, de glotonería, de estupidez.